¿Qué es la fortaleza?
La adolescencia es una edad muy bonita en la que el chico comprende las deficiencias del mundo en que vive y tiene deseos de cambiarlo, de hacerlo mejor, de resolver los problemas que encuentra.
Pero esto no es fácil porque hay dificultades externas (todo está organizado, todo está descubierto) e internas (no sabe bien lo que quiere, ni qué medios tiene para conseguirlo). Cuando el adolescente tiene un objetivo y proyecto a realizar, necesita fortaleza y esfuerzo para llevarlo a cabo.
Pero ¿qué es la fortaleza? “Es la gran virtud: la virtud de los enamorados; la virtud de los convencidos; la virtud de aquellos que por un ideal que vale la pena son capaces de arrastrar los mayores riesgos; la virtud del caballero andante que por a su dama se expone a aventuras sin cuento; la virtud, en fin, del que sin desconocer lo que vale su vida – cada vida es irrepetible – la entrega gustosamente, si fuera preciso, en aras de un bien más alto” (Galera, J.A. Sinceridad y fortaleza. Edic Palabra, Madrid, 1974).
¿Cómo alcanzar ese bien más alto? Los hombres tenemos pocas posibilidades de hacer cosas grandes, como salvar a varias personas en un incendio, o descubrir una nueva estrella, o desarrollar un fármaco que venza el cáncer o el sida. Pero no se trata de hacer actos sobrehumanos. Más bien consiste en hacer cosas pequeñas que a base de servicios y esfuerzos constantes se convierten en algo grande por el amor. Los hijos necesitan saber que su vida tiene un valor; que aunque tengan muchas miserias y su vida parece que vale poco, cada persona tiene una misión intransferible con la que puede ayudar a los demás y dar gloria a Dios. Cada uno puede y debe amar, servir a los demás, salir de sí mismo y superarse para trabajar o estudiar mejor.
Pero si los padres educan a sus hijos a esforzarse y a dominarse lo han de hacer enseñándoles lo que es bueno (valores humanos y sobrenaturales), lo que vale la pena, porque sino pueden acabar buscando lo malo con la misma eficacia.
Arturo Ramo García.
Inspector de Educación
www.aplicaciones.info TERUEL
Pero esto no es fácil porque hay dificultades externas (todo está organizado, todo está descubierto) e internas (no sabe bien lo que quiere, ni qué medios tiene para conseguirlo). Cuando el adolescente tiene un objetivo y proyecto a realizar, necesita fortaleza y esfuerzo para llevarlo a cabo.
Pero ¿qué es la fortaleza? “Es la gran virtud: la virtud de los enamorados; la virtud de los convencidos; la virtud de aquellos que por un ideal que vale la pena son capaces de arrastrar los mayores riesgos; la virtud del caballero andante que por a su dama se expone a aventuras sin cuento; la virtud, en fin, del que sin desconocer lo que vale su vida – cada vida es irrepetible – la entrega gustosamente, si fuera preciso, en aras de un bien más alto” (Galera, J.A. Sinceridad y fortaleza. Edic Palabra, Madrid, 1974).
¿Cómo alcanzar ese bien más alto? Los hombres tenemos pocas posibilidades de hacer cosas grandes, como salvar a varias personas en un incendio, o descubrir una nueva estrella, o desarrollar un fármaco que venza el cáncer o el sida. Pero no se trata de hacer actos sobrehumanos. Más bien consiste en hacer cosas pequeñas que a base de servicios y esfuerzos constantes se convierten en algo grande por el amor. Los hijos necesitan saber que su vida tiene un valor; que aunque tengan muchas miserias y su vida parece que vale poco, cada persona tiene una misión intransferible con la que puede ayudar a los demás y dar gloria a Dios. Cada uno puede y debe amar, servir a los demás, salir de sí mismo y superarse para trabajar o estudiar mejor.
Pero si los padres educan a sus hijos a esforzarse y a dominarse lo han de hacer enseñándoles lo que es bueno (valores humanos y sobrenaturales), lo que vale la pena, porque sino pueden acabar buscando lo malo con la misma eficacia.
Arturo Ramo García.
Inspector de Educación
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