Entre Universidades e Institutos (Tristemente dormidos) por M.L. Jorge Edgar Mora Reyes

Tristemente dormidos.

En mi correo electrónico hoy tengo las llamadas “nuevas propuestas” de las universidades privadas, para hacer un México mejor, al leerlas, leyendo entre líneas, y conociendo el sistema “desde adentro”, un balde de agua fría me estremeció, al confirmar que varias de las escuelas más reconocidas de México, estaban dormidas, dolorosamente dormidas.
Sin hacer mención de las propuestas, tristemente ideológicas, mas idea de la economía de consumo, que de un desarrollo humano, he de hacer de nuevo, una reflexión, sin el afán de dañar, y ni siquiera de ayudar, ya que lo hice recién graduado como modelo para un artículo para la ONU, y al parecer, como la mayoría de los titanes del mundo, no toman en cuenta las críticas ni las ideas que vayan en contra del “buen funcionamiento” de la empresa, y que es mejor buscar en el supermercado, en la sección de moral, la ética profesional perdida en las intenciones de los dueños de las empresas y el deseo mercantil y laboral sea justo o no.
La idea del presente es hacer una reflexión para aquellos individuos que buscan en su interior un cambio que los lleve a actuar de forma solidaria hacia un cambio moral y por ende personal y profesional en la sociedad de manera local. Y por supuesto aceptar el dialogo del riesgo.
A diferencia de otras universidades, como nuestra gran universidad nacional, que ya no ha de clamar por ideales, sino por precios y facilidades, los alumnos del instituto han de alzar la voz para pedir, simplemente pedir, por una mejor laptop, por un mejor carro, por menos compromisos y por más respeto a su vida privada (como si esto fuera posible con tan mínimo esfuerzo por realmente vivir).
Después de vivir 6 años en el Instituto donde todos los directivos se quejaron año con año por la falta de interés y el adormilamiento de los alumnos, hemos de saber que la respuesta a esta falta de actitud y de interés no solo ha sido cultivada por la falta de preparación pedagógica y humana de dichos directivos, sino también de la sociedad, potencializada por el gobierno y nuestras familias que lo han permitido, básicamente, es duro quejarse de algo que no puedes controlar, simplemente porque tú eres parte del problema, y pidiendo en la plantilla profesionistas con doctorado o maestría, es simplemente absurdo, por aquí no llegará la respuesta.
Del gobierno, que decir, es claro, cómo han hablado de todo, menos de búsqueda de libertad (al menos, no de la libertad ,liberadora, moral que lleva la felicidad), de creación de canales de comunicación, de continuidad, ni de un proyecto como nación, al contrario, mas parece una grilla encaminada a la destrucción de pueblos, permitiendo todo, excepto la moral definida, como cuando vemos un letrero de, “no tomar, agua envenenada”, seguramente en México ahora será, “no tomar, agua envenenada, pero pase con el político, que lo convencerá de por qué es bueno tomar agua envenenada”. Es triste ver como los gobiernos se han enfermado del poder y ven más por su título y buen nombre frente a los demás, que pensar en el futuro, pero como no, si al ver el perfil de nuestros administradores públicos nos damos cuenta que el aborto, el divorcio, las drogas, las armas, el narcotráfico, la pornografía (ahora escudada bajo el buen nombre de la cultura y las artes) es negocio, ahora entendemos por qué hay tanta gente extraña convencida que el tomar drogas es algo bueno y el alcohol en exceso es una política social aceptada aunque se diga lo contrario. Hemos entrado en el negocio, y las universidades y tecnológicos con su mínima acción y mal ejemplo, lo han permitido.
Lo único que se les ha ocurrido a nuestras instituciones educativas en este año de problemas para ellos, es crear una serie de reglas y leyes, mostrarse tan “solidarios” como ellos pueden ser. Han propuesto modelos sin probar y rápidamente han reaccionado frente a las críticas y prevén lo que el buen nombre de un gran negocio debe mantener. Yo les diría, no se preocupen, pocos de sus alumnos se saldrán, ya qué, simple y sencillamente, no les importa, ellos están aquí para el mercado laboral, para subsistir (no confundir con existir) o, hemos de preguntar, ¿cuántos de ellos están ahí por una educación que realmente los hace crecer de manera congruente hacia un mejor México? o ¿hacia un crecimiento humano? o ¿hacia una mejor sociedad? seguramente una minoría alzara la mano en el instituto y otros tantos en otras universidades que no se quedan atrás de la poca responsabilidad social que han tenido.
Dura nuestra realidad, ¿no es así?
Los empresarios expertos, y maestros (de maestría) y doctores (de doctorado), nos han dado recetas, un poco fuera de foco, ellos, han dicho que en épocas de recesión y de crisis económica hay que voltear hacia el enfoque de la actividad económica. Ese precisamente fue el enfoque que nos llevo a la ruina, pero como hacerles entender, si ellos son los expertos del tema, como hacerles entender, si todas sus necesidades han sido cubiertas y se han olvidado de cómo funciona una sociedad, si es más importante el voto de todos que el de una persona razonable que habla de moral. Se han vuelto pragmáticos, y al igual que los administradores públicos, todo lo revuelven y todo lo confunden al decir que todo lo están cambiando.
Es necesario volver a los universitarios y profesionistas que todavía creen en el saber, y sobre todo, tienen fe y esperanza, porque para construir una moral bien definida se necesitan estas dos cosas además por supuesto de caridad, no una “pose semiética” de gente que no pierde nada cuando regala dinero, no, hablamos de la caridad que arrebata un poco de amor para hacer una acción trascendental y permanente en otras personas.
La mayoría de nuestras instituciones de estudios superiores están faltas de vida, tienen poca capacidad de cambio y su falta de creatividad e iniciativa raya en lo triste ya que es el reflejo vivo de nuestra sociedad y de nuestro México cada día más opaco entre leyes permisivistas y familias rotas. Al igual que otras instituciones las hemos dejado caer en manos de gente oportunista con mucha labia y montones de títulos casi aristocráticos pero con poca preparación en el ámbito de la moral, la libertad y el amor, si, el amor; existe ahora una bola de gente oportunista, se han hecho instituciones dóciles al político y sumisos al mejor postor, aquel que les ofrezca el hueso más grande, todo esto no nos puede llevar a nada nuevo, ni mucho menos bueno.
Hemos de dejarnos de las ficciones, las construcciones, los programas “nuevos”, las políticas de jóvenes, la investigación innovadora, no son capaces de suscitar, transmitir ni generar humanismo ni ciencia, ya hemos perdido mucho tiempo, es por eso que, estimado lector, si algo puede hacer es levantarse y actuar, de manera congruente a partir de ahora, como yo hoy tratare de hacer.
Es esencial comprender que el adormecimiento de la razón ha surgido de un procedimentalismo, bajo perfil de nuestros líderes, menospreciando el conocimiento y la figura claramente desgastada del verdadero actor de esta batalla: EL EDUCADOR. Hemos de comenzar por estructurar mejores herramientas y estrategias para poder apoyar a nuestros educadores y formadores en su vida diaria, en el trabajo más importante.
No dejemos de ver que para educar se necesita de una vocación, no de una maestría o de un doctorado, que en estos tiempo, y como regla inservible de varios institutos, hemos caído en un proselitismo que nos tiene sumidos en la mediocridad académica, al menos, en la gran mayoría, llegando a las aulas de las universidad e institutos como figuras hechas de maquillaje y donde muchas veces el gregario y autocomplaciente profesor simplemente prefiere ser el centro de atención.
México hoy por hoy tiene un potencial humano extraordinario, guardado con mucha esperanza en muchos alumnos con la capacidad de asumir riesgos, retos y virtudes, así como gente lo suficientemente preparada para observarlos, integrarlos y guiarlos hacia verdaderos proyectos de vida que generen así mismo, VIDA, no empresas inservibles humanamente.
Mi pregunta ahora, es, ¿Dónde están las universidades?¿El instituto?
A veces la respuesta es más simple, pero no parece ser tan sencillo esta vez, sin embargo propongo volcarse a lo humano, al compromiso, a la verdad, como siempre ha sido y será, es más fácil concluir que describir nuestros complejos problemas creados como sociedad, vale más una oración que mil discursos políticos y un correo con propuestas de algo que no sabemos manejar (tantos vicios nos han apartado de una visión real), de algo que nosotros iniciamos y de lo cual parece que estamos orgullosos, estas personas, son claramente parte del problema.
Debemos de ver: primero la personas, y después la empresa, primero la moral y después todo lo demás. Como el abogado que no quiso venderse para defender un mafioso, porque tenía que agachar la cabeza, ante todo la dignidad y la verdad.

El Lic. Jorge Edgar Mora Reyes es investigador social y educativo en instituciones privadas, es asesor familiar y coach de liderazgo en la iniciativa privada e instituciones gubernamentales.
Ha sido colaborador en diversos medios de información y ha escrito en revistas de nivel estatal.
Es colaborador de la Sociedad Civil Promoción humana y familiar.

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